Header Ads Widget

Responsive Advertisement

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO DE OSCAR WILDE

 

OSCAR WILDE DUBLÍN 1854 – PARÍS 1900 está considerado uno de los escritores, poetas y dramaturgos más importantes de la época victoriana; sus primeros poemas fueron publicados en varios periódicos y posteriormente recopilados en su libro Poemas publicado en 1881. Varios años después edito una revista femenina durante 2 años, Woman's World, y en 1888 publicó El príncipe feliz, un libro de cuentos que obtuvo tan buena acogida que promovió que publicase otras obras. En 1890 vio la luz su única novela El retrato de Dorian Gray, cosechando bastantes críticas de los sectores conservadores. Su popularidad como dramaturgo se mantuvo con Salomé (1891), El abanico de Lady Windermere (1892) y siguió creciendo con LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTOpublicada en 1895 obra teatral que nos compete hoy.

 

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO constituye la pieza más brillante de Oscar Wilde, por tal razón es considerada una de sus mejores trabajos y no seré yo quien lo discuta, aun cuando prefiero el retrato de Dorian Gray.

 

Primeramente, me gustaría aclarar algo que considero importante a la hora de leer esta obra, sobre su título español que se le ha dado habitualmente, ya es en sí mismo es el primer desencuentro entre lo que debiera ser y lo que es, en su lengua original, el título es “THE IMPORTANCE OF BEING EARNEST” que en inglés tiene un doble sentido y es que tenemos que la palabra EARNEST en inglés “serio – formal – severo” y el nombre ERNEST “Ernesto” se pronuncian muy parecido o igual, este pequeño error e hace perder el doble sentido del título original que Oscar Wilde quiso plasmar, ya que este doble sentido de “Ernesto” en español no existe y nos hace perder el hilo de los juegos de palabras si leemos la obra en nuestro idioma, por tanto, tenemos una dualidad en “LA IMPORTANCIA DE SER SERIO” “LA IMPORTANCIA DE SER ERNESTO”

 

 

 

Es una pena que en las traducciones se pierda este título tan bien intencionado, cuestión que suele suceder al día de hoy con las traducciones de los títulos.

 

Entrando en la obra misma nos encontramos con una comedia teatral de lectura rápida de tan sólo unas pocas páginas, ligera y de ritmo vertiginoso con parlamentos agudos, la obra aparenta ser una comedia de enredos y costumbres, irónica, hilarante, mordaz y, sobre todo, ingeniosa y divertidísima, dejando entrever, como es típico en el dramaturgo irlandés, un trasfondo dramático en la que dos hombres se hacen llamar Ernesto para enamorar a dos mujeres que desean casarse con un pretendiente que lleve ese nombre.

 

En su última obra, encontramos a un Oscar Wilde brillante que desarrolla esta comedia de una manera simple, pero a la vez entretenida, que logra reírse burlándose de la seriedad imperante en la sociedad londinense, una vez más, de la hipocresía de la sociedad victoriana con diálogos agudos, absurdos y llenos de dobles sentidos con situaciones cotidianas de los protagonistas las cuales son muy divertidas y absurdas a partes iguales.

 

Cuando leí el libro no imagine que lo iba encontrar divertido, conseguí la importancia de llamarse Ernesto, con un buen título y promesas de enredos varios, pero sin tener ni la menor idea de lo que me depararían sus páginas.

 

Contrario a lo que se pensaba en la época en que fue lanzada esta comedia, Wilde logra captar la atención del público, que suponía que ya no sería capaz de ingeniarse una producción innovadora “Es obvio que el público de hoy no tiene los convencionalismos de que trata la obra, que la forma de vivir, el modo y el tempo son muy diferentes, pero sigue existiendo entre nosotros la hipocresía, el fingimiento, el deseo de aparentar lo que no se es o el gusto por ponerse las máscaras que sean necesarias para conseguir un fin” i a la pervivencia de la metáfora de Wilde, añadimos un enredo divertido e irónico, tendremos una comedia del gusto actual que, sin embargo, tiene el bagaje del gran teatro clásico, por tal razón, con una buena adaptación de la actualidad se puede disfrutar de esta obra, por esta razón les recomiendo la adaptación cinematográfica de 2002 con el actor Colin Firt, Rupert Everett o Judi Dench.

La obra es perfecta en escena y amena en la lectura, en especial si se trata de una comedia. Las aventuras y desventuras de Ernesto y no Ernesto me han durado menos que un suspiro, porque se lee de vicio en una jornada y la sonrisa no se te va de la cara en ningún momento.

 

Es obligado decir que la historia tiene un ritmo loco, con diálogos disparatados, saltos y un humor peculiar, porque es un humor a la tremenda. Los protagonistas son aristócratas de caracteres volubles y con rasgos muy marcados. Tenemos a Gwendolen Fairfax, ha Algy Moncrieff, Jack Worthing, Cecily Cardew y a Lady Augusta Bracknell. Además, hay una institutriz y un ¿cura? o similar que finalizan, como dirían en los culebrones, el elenco de esta obra.

 

Nos encontramos con un lío amoroso de lo más entretenido, Gran Bretaña en 1890, John tiene un secreto: por un lado, disfruta de una vida tranquila y respetable en el campo, donde ejerce como protector de la bellísima Cecily Cardew. Pero, por otro, cuando necesita ciertos alicientes, se escapa a Londres, donde se hace pasar por su imaginario hermano Ernesto Worthing, un hombre tan extravagante como su íntimo amigo, Algernon Montcrieff.

 

Sin embargo, el objetivo de su último viaje a Londres es proponer matrimonio a Gwendolen Fairfax, la prima de Algernon. Ella, que ignora la identidad de John, acepta la propuesta; pero su madre, la terrible Lady Bracknell, que tiene otros planes para su hija, descubre la escalofriante verdad sobre el origen social de John.

 

Mientras tanto, Algernon, aprovechándose de la preocupante situación de su amigo, decide visitar a Cecily. Cuando se presenta como Ernesto, descubre encantado que Cecily hace tiempo que sueña con casarse con el hermano errante. Pero, cuando John regresa con la noticia de que su hermano ha fallecido, las cosas empiezan a complicarse seriamente. Esto propiciará muchos enredos y confusiones. Las risas están aseguradas.

 

Recomiendo esta obra a todos los lectores, incluidos a aquellos que no están acostumbrados a leer teatro, es una comedia muy cortita que se la pasarán enseguida entre carcajada y carcajada. ¡Con las risas que provoca incluso yo lo incluiría como lectura obligada en las sesiones de risoterapía!

 

He descubierto una pluma agradable, veloz, que dice lo que tiene que decir sin andarse con rodeos, pero también he sentido una trama inconexa. Arranca risas y sonrisas, lanzándote de cabeza a la historia sin preludio pasa a dar a conocer al desconocido Ernesto a la vez que a Jack; y verás también que Bunbury y Algy son esto y lo otro… O tendrás que intentar verlo. Y tampoco es que me queje porque no me den más detalles, pero es cierto que falta cierta introducción y explicación de los personajes, básicamente, esto es lo que nos ofrece Wilde en esta obra suya.

 

Además, para aquellos que gusten de citas literarias como a mí, aquí tienes una mina donde las encontraras hasta debajo de las piedras.

Publicar un comentario

0 Comentarios