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EL ABANICO DE LADY WINDERMERE DE OSCAR WILDE

 

 

EL ABANICO DE LADY WINDERMERE del escritor irlandés Oscar Wilde (Dublín, 1854-París, 1900). En el subtítulo que el propio autor coloca al inicio, la califica como “comedia sobre una mujer buena”, aunque su eje central parezca de corte dramático.

 

Constituida por cuatro actos, la acción, según acota Wilde, se desarrolla en el lapso de veinticuatro horas, desde el inicio, un jueves a las cinco de la tarde, hasta el siguiente día, a la una y media, también de la tarde.

 

Los personajes, como en muchas de las obras de este importante escritor de lengua inglesa, pertenecen a la clase alta. La protagonista, lady Windermere, cuenta con una excelente antagonista en mistress Erlynne, rodeadas ambas de una galería muy interesante que incluye el complaciente y fiel esposo, lord Windermere, la intrigante marquesa de Berwick, y lord Darlington, enamorado de la protagonista.

 

Desde el primer acto se nos plantea el conflicto, precisamente en el día del cumpleaños de lady Windermere, mujer enamorada de su esposo, madre de un niño de meses, y que es de una fidelidad y moralidad intachables, capaz de pasar por puritana ante los ojos de la sociedad, quien rechaza los requiebros de su enamorado lord Darlington en uno de los excelentes parlamentos que Wilde acostumbra a poner en boca de sus personajes: “el mundo empieza a olvidar la diferencia que hay entre lo que está bien y lo que está mal”.1 Un precioso abanico es el regalo de lord Windermere por la ocasión, objeto muy de moda como demostración de las damas de prestigio, y ostenta su nombre, Margarita, dibujado en él. Pero el incólume mundo se le derrumba de inmediato cuando recibe la visita de la marquesa de Berwick, quien, insidiosamente, la pone en conocimiento de las secretas visitas de su esposo a una tal mistress Erlynne, considerada una mujer de dudosa moral con un pasado borrascoso. Para confirmar sus sospechas, lady Windermere violenta el libro de cheques, donde comprueba las altas sumas que este ha pagado por las cuentas de esa señora. En cuanto aparece, le recrimina su infidelidad, la que él niega pero a la vez le pide que la invite esa noche a su casa con motivo de la fiesta por su cumpleaños, ya que con ello favorecería la inclusión de mistress Erlynne en una sociedad en la que es rechazada. Al no lograr convencerla, es el propio lord Windermere quien lo hace.

 

En el segundo acto se desarrolla el baile, donde mistress Erlynne resulta una mujer encantadora que la mayoría comienza a apreciar, ante el disgusto de lady Windermere, convencida de su desgracia. Lord Darlington aprovecha la ocasión para insistir en su amor hasta hacer titubear a la joven, quien, convencida de la hipocresía de su matrimonio, decide abandonar su hogar, y deja una carta de despedida. La señora Erlynne se percata de la ausencia de la dueña de la casa y corre tras ella para evitarle una desgracia, después de un monólogo en el que el dramaturgo nos revela que, en realidad, es la madre de lady Windermere.

 

El tercer acto se desarrolla en casa de lord Darling-ton, que está ausente, y las dos mujeres se enfrentan: mistress Erlynne, trata de convencer a Margarita de su desatino, y hasta quema la carta dejada; mientras esta le hace duras recriminaciones a quien supone la amante de su marido. La señora Erlynne le advierte del peligro que corre –con palabras que podrían resultar premonitorias para el propio Wilde–: “¡Paga una su pecado, y vuelve a pagarlo una y otra vez y toda la vida! Usted no debe conocer jamás esto […]. En cuanto a mí, el sufrimiento es una expiación […]”.2 En ese diálogo son sorprendidas por los hombres que regresan del club, y ellas se esconden. Estos, entre copas y cigarros, conversan sobre las mujeres, y en especial el personaje de Graham refleja los criterios del dramaturgo: “Prefiero las mujeres que tienen un pasado. Son las únicas con las que se puede hablar” o “La Historia no es más que una simple chismografía. La difamación, en cambio, es la chismografía echada a perder por la moral. Yo jamás moralizo. Un hombre que moraliza es, generalmente, un hipócrita”. En ese ambiente, lord Darlington confiesa su amor por una mujer casada y honrada, a lo que Graham le responde: “No hay nada como el cariño de una mujer casada. Esa es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea”.3 De pronto, encuentra el abanico de lady Windermere, olvidado sobre una mesa, y manifesta burlonamente a todos que su amigo esconde a una mujer. Lord Windermere, al reconocer el abanico de su esposa, le pide explicaciones al dueño de la casa, pero de inmediato aparece mistress Erlynne, quien explica que, por equivocación, se trajo el abanico, para, de esta forma, cubrirse, otra vez, de infamia ante los caballeros, porque entre ellos está Augusto, quien le había propuesto matrimonio esa noche.

 

Después del clímax final del tercer acto, en el cuarto, encontramos a lady Windermere que se debate entre callar o confesarle la verdad a su marido para que la mujer que odió no pague una culpa que no es suya. Invertidos los papeles, lady Windermere defiende a mistress Erlynne de las acusaciones de su esposo, quien le exige que no la reciba más, cuando esta llega a despedirse porque se marcha de viaje ese mismo día. Aquí Wilde roza el melodrama que se salva gracias a su sutil ironía y al humor cáustico de sus diálogos. La señora Erlynne le pide a lady Windermere llevarse de recuerdo un retrato de ella con su hijo, y en lo que esta va a buscarlo, le exige al esposo que jamás le confiese la verdad a Margarita. Como un último deseo, le pide también el abanico, lo que lady Windermere le concede feliz. Si es una comedia, debe tener un final feliz, y Wilde lo logra al entrar en escena lord Augusto Lorton, el antiguo pretendiente de mistress Erlynne, que la acompaña hasta su coche. Momentos después, regresa feliz porque ella le ha explicado el equívoco de la otra noche (sin decirle la verdad) y ha aceptado casarse con él, pero con la condición de vivir siempre fuera de Inglaterra. Ante las exclamaciones de lord Windermere sobre la inteligencia de mistress Erlynne, lady Windermere concluye que es una mujer buena.

 

El desenlace satisfactorio para todos los personajes, en cambio, nos ofrece una disyuntiva: ¿quién es la mujer verdaderamente buena, lady Windermere que estuvo al borde del pecado, o mistress Erlynne, arrepentida del suyo?

 

El abanico de lady Windermere refleja parte de los temas recurrentes en la dramaturgia de Wilde como la simulación, el equívoco, el engaño, la falsedad de determinados ideales morales que incluso llevan al desconocimiento de personas tan cercanas como madre e hija, ideas que plasmó en otras excelentes obras, entre ellas, en una de sus más conocidas, la única novela que escribió, El retrato de Dorian Gray, llevada al cine en distintas versiones, o en la deliciosa comedia de enredos, escrita tres años después a El abanico…, también llevada al séptimo arte, La importancia de llamarse Ernesto.

 

El tema de la expiación del pecado a través del sufrimiento, Oscar Wilde lo ahondaría más adelante en De profundis, extensa carta que escribiera desde la cárcel, en donde cumplió dos años a causa de un turbulento y escandaloso proceso durante la época victoriana y que le costó la pérdida de su reputación. Es conocido que terminó su vida en París bajo un nombre falso y en sus últimos días se convirtió al catolicismo.

 

Su maestría literaria, aparte de su comportamiento excéntrico y su condición de representante cimero de la corriente esteticista, le ha valido que el importante crítico norteamericano Harold Bloom lo incluya en su libro Genios. Un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares, y también lo considere uno de los autores canónicos de la literatura moderna occidental. Inmortalizado, la tumba de Oscar Wilde el cementerio de Pere-Laichase no solo es de las más visitadas, sino que está constantemente marcada por los besos que dejan sus visitantes.

 

 

La obra comienza cuando Lady Windermere descubre que su marido puede estar manteniendo una relación con otra mujer. La duquesa de Berwick es la que ha delatado al marido. Lady Windermere se enfrenta a su esposo y le pide explicaciones, pero éste rechaza las acusaciones e invita a la supuesta amante, Mrs. Erlynne, al baile de cumpleaños de su mujer.

 

Ultrajada por la infidelidad de su marido, Lady Windermere decide abandonarlo para seguir a Lord Darlington, un amigo que acaba de confesarle su amor. Tras descubrir lo sucedido, Mrs. Erlynne sigue a Lady Windermere hasta casa de Lord Darlington e intenta convencerla para que vuelva con su marido.

 

Tras una discusión en la que finalmente, Lady Windermere cede a la pretensión de regresar al hogar, ambas mujeres deben esconderse, al oír a varios caballeros que se acercan. Entre ellos Lord Windermere y Lord Darlington. Cuando los hombres entran en la casa conversan poco tiempo, pero uno de los amigos de Lord Windermere encuentra el abanico de lady Windermere, y él reconoce el abanico de su mujer, acusa a Lord Darlington de tener a su mujer escondida en algún lugar y exige que el apartamento sea registrado. Entonces aparece Mrs. Erlynne y confiesa que ha cogido el abanico por error. De ese modo, sacrifica su reputación para salvar el matrimonio de Lady Windermere.

 

Bueno, pues esta lectura fue un poco confusa para mí por varias razones, sin embargo, quiero comenzar con las cosas que según yo fueron positivas.

 

La estructura y escritura del libro, como ya vimos es una obra por lo cual el texto es como un guion para los actores, por ejemplo en ocasiones puedes leer cosas como “entra fulano, da tres pasos, se queda de pie junto a la mesa y hace tal cosa” Estos detalles ayudan mucho a crear una imagen mental de lo que está sucediendo y es algo que muchas veces en una novela convencional omiten.

 

La historia es buena y es visiblemente una crítica a la sociedad que sin importar la época en la que sea leída sigue vigente ya que habla de cosas como infidelidad, doble moral, prejuicios y la facilidad con la que la sociedad juzga a las personas por lo que creen que son sin tomarse el tiempo de comprobarlo. Hay algunos personajes con los que te puedes identificar fácilmente y puedes formar parte de sus temores. El final es un poco inesperado pero agradable.

 

Ahora bien, todo esto que acabo de decir son las cosas buenas de la historia, pero a su vez fueron malas para mí, había momentos en que leer en este formato me costaba trabajo, sobre todo aquellas escenas donde estaban por ejemplo en algún salón con mucha gente, un baile o reunión y te describían las acciones de cada una de las personas ¿Para qué?

 

Esto ha sido todo por la lectura de la semana, espero tengan oportunidad de leerlo porque a pesar de los pequeños detalles que he mencionado vale mucho la pena y si ya lo hicieron por favor deja comentarios con tu opinión.

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