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CONTACTO DE CARL SAGAN

  

CONTACTO es el título de una novela del astrónomo y divulgador Carl Sagan, ganador de un premio Pulitzer por Los dragones del Edén. Fue publicada en 1985, y adaptada al cine en 1997 por Robert Zemeckis, con Jodie Foster como protagonista.

 

La novela trata sobre lo que podría ser el contacto con una cultura extraterrestre inteligente, sobre cómo se vería afectada la especie humana al conocer que no estamos solos en el universo, lo que sería un gran cambio en la historia de la humanidad, la protagonista, Eleanor Ellie Arroway, dirige el proyecto Argus del SETI, dedicado a captar emisiones de radio provenientes del espacio El personaje de la protagonista, Eleanor «Ellie» Arroway, está inspirado en la astrofísica Jill Tarter, que, entre otras cosas, ha trabajado durante 35 años en SETI.

 

Ellie Arroway ha pasado su vida profesional trabajando en un proyecto de investigación científica en el SETI (Search for extraterrestrial intelligence), con el objetivo de hallar, algún día, un mensaje proveniente de una civilización inteligente en el cosmos, tras incesantes y prolongadas búsquedas de señales y después de muchas falsas alarmas, llega el día que los radiotelescopios interceptan una extraña señal de radio que parece provenir de la estrella Vega, en la constelación de la Lyra, y que a todas luces resulta ser un mensaje emitido por una civilización inteligente, ya que el mismo ha sido enviado en forma de precisas pulsaciones electromagnéticas que componen una serie de números primos, lo cual no sucede en la naturaleza y solo puede ser obra de un ser dotado de inteligencia, lo que se a todas luces se considera evidencia de una inteligencia extraterrestre, Después de la sorpresa inicial, tras haber recibido un mensaje extraterrestre que ha cruzado el universo a la velocidad de la luz, la trama se vuelve muy interesante, puesto que la señal, además, contiene un mensaje cifrado en un lenguaje matemático, contiene los planos para construir una compleja máquina, lo que parece ser una nave espacial de tecnología no-humana.

 

Los extraterrestres nos han enviado una invitación para visitarlos, y nos han facilitado la tecnología necesaria para hacerlo, es a partir de allí que comienza la aventura.

 

Una vez construida, cinco tripulantes, incluida la propia Ellie, son transportados a través de varios agujeros de gusano (ellos creen que es por medio de agujeros negros) a un punto en el centro de la Vía Láctea, específicamente en la constelación de Lyra pasando previamente por el sistema de Vega. Una vez en Lyra se reúnen con extraterrestres superiores, quienes adoptan la forma de un ser querido para cada uno de ellos y así poder transmitirles un mensaje.

 

Al volver a la Tierra, descubren que su viaje apenas ha durado veinte minutos de tiempo terrestre, siendo que para ellos pasó un día entero, y que además no quedan pruebas grabadas, por lo que son acusados de fraude y sometidos a frecuentes interrogatorios.

 

En una especie de epílogo, Ellie actuando según una sugerencia de los emisores de la señal, trabaja en un programa para encontrar patrones ocultos en los decimales del número Pi. Finalmente encuentra oculto en la representación en base 11 un patrón especial en el que los números dejan de variar de forma aleatoria y comienzan a aparecer unos y ceros en una secuencia. La única forma de ocultar semejante mensaje en Pi es que el propio creador del universo lo hubiera hecho. Por lo que Ellie empieza una nueva búsqueda análoga al SETI en el aparente ruido de los números irracionales. Esta parte de la trama fue completamente omitida en la película realizado sobre la novela, la película, aunque una buena adaptación, ahonda muy poco en los argumentos que son magistralmente desarrollados por Carl Sagan en su novela, de esta manera, la película fue depurada de los matices científicos originalmente expuestos en el libro, para hacerla accesible al público en general y no exclusivamente para los amantes de la ciencia ficción.

 

El libro termina con un capítulo denominado “La firma del artista”, que no fue reseñado en la película, pero que es quizás lo más revelador de la novela, dejando mucho que pensar una vez que se ha concluido la lectura. Sobre este particular no revelaremos nada, lean la novela y quedarán maravillados con lo que podría ser considerado uno de los mejores finales en la literatura de ciencia ficción.

 

CONTACTO tenemos como una constante discusión entre religión “FE” y ciencia, que tiene como resultado un capítulo tremendo con cuyas argumentaciones que revisten particular interés en la lectura, es cuando se debate si una mujer atea es o no una buena candidata para representar a la humanidad frente a una raza de seres extraterrestres, visto que la gran mayoría de los seres humanos creen en algún tipo de ente creador de todo o en alguna forma de divinidad sobrehumana, en este punto, el debate se centra en que sí un gran porcentaje de la población mundial cree en algún tipo de DIOS, entonces, pareciera que una persona no creyente se vería imposibilitada de representar a la totalidad de la humanidad, dando suficiente material para buenas conversaciones a debatir.

 

CONTACTO no solo se detiene en el conflicto entre la razón y la fe, tema que no deja de ser apasionante más de la narrativa de Carl Sagan, sino que a lo largo de la trama se mantiene por medio de una calidad argumentativa aspectos científicos que son explanados de una forma clara y sencilla, así mismo de muchos temas interesantes, verbigracia, radiotelescopios, inteligencia extrasolar, mensajes ocultos en la estructura del universo, agujeros de gusano, argumentación teleológica, Dios, agnosticismo, posible autodestrucción de las civilizaciones en el universo, la navaja de Ockham, el Proyecto SETI, la mitología sumeria de Gilgamesh, y un largo etc. El cual el lector podrá deducir entre las líneas de la narración logrando despertar exponencialmente el interés del lector.

 

CONTACTO es una novela llena de intriga, profundas reflexiones científicas, teológicas, políticas y filosóficas. Con un desenlace tan contundente, que sería suficiente para convencer al más acérrimo escéptico, como lo fue el propio Carl Sagan.

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